Funcionalismo *
Charlotte y Peter Fiell
El funcionalismo se caracteriza por dar más importancia a la arquitectura y al diseño que al estilo, y por tratar de afrontar los problemas prácticos de la forma más lógica y eficaz. Los orígenes del funcionalismo se remontan a las teorías del arquitecto romano del siglo I a.c., Vitruvius, que se basaban a su vez en la tradición helenística. Desde entonces, el enfoque clásico o funcional en la arquitectura ha resurgido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia: durante el Renacimiento, en los siglo XV y XVI; en el siglo XVIII, de la mano de los arquitectos neoclásicos; y en el siglo XIX, gracias a personalidades como Gottfried Semper (18°3-1879) y Eugene-Emmanuel Viollet-le-Duc (1814-1879). En la segunda mitad del siglo XIX, los reformistas del diseño británicos, como A. W. N. Pugin y William Morris, también abogaron por dar un enfoque funcional al diseño, lo que condujo a la fabricación de productos utilitarios.
Sin embargo, fue el arquitecto norteamericano Louis Sullivan (1856-1924) quien acuñó la expresión «la forma sigue a la función» en 1896 y a quien, en consecuencia, suele atribuirse la formulación del funcionalismo del siglo XX. Estos precursores del funcionalismo promovieron una metodología que tenía en cuenta la cultura y el entorno específico de la región en que se creaba cada diseño o edificio. Sin embargo, durante la primera mitad del siglo XX, los diseñadores del movimiento moderno cornbinaron el funcionalismo con el racionalismo en busca de soluciones más universales que nacionales. La doctrina de la Staatliches Bauhaus en Dessau se basaba en esta búsqueda y diseñadores como Ludwig Mies van der Rohe, Marcel Breuer, Le Corbusier y J. J. P. Oud experimentaron con materiales industriales como el acero, el cristal o los metales tubulares con el fin de crear muebles y edificios funcionales. Sin embargo, muchos no sólo se decantaron por el uso de estos nuevos materiales a causa de su potencial funcional sino también por su moderna estética basada en las máquinas. En los años veinte, los diseñadores de vanguardia, centrados en promover una estética moderna, lograron que el vocabulario formal del funcionalismo se tornara en un estilo, sobre todo en Francia y Alemania. En la década de los treinta, la estética funcionalista ya gozaba de una gran aceptación, y presagiaba la aparición del estilo internacional. Durante los sesenta, la moralidad social del funcionalismo -que algunos consideraban que estaba al servicio del estilo- fue cuestionada por los grupos antidiseño, lo cual, a su vez, provocó el surgimiento del posmodernismo. El movimiento moderno en el siglo XX ha estado principalmente afiliado al funcionalismo y al racionalismo -términos prácticamente equivalentes ya que ambos proponen como base del diseño una lógica de la construcción cimentada en la tecnología. * Tomado de FIELL, Charlotte y Peter; Diseño del Siglo XX; Taschen, Köln 2005. |
Mies van der Rohe, Pabellón Barcelona, 1929
En 1929 se levantó el famoso pabellón alemán de la expo internacional de Barcelona, emblema del movimiento moderno. Se lo construyó para la feria así que se desmontó en 1930 pero en los ochenta se reconstruyó en homenaje a su importancia. Herbert Bayer, Manifiesto Kandinsky, 1926
Durante su estancia en la Bauhaus en 1926 diseña el manifiesto para la exposición antológica de Kandinsky, en éste, como se puede apreciar, los elementos comunicativos son los caracteres tipográficos claros y persuasivos. El nombre del autor escrito en caracteres cúbicos y su fotografía nos hablan de la importancia de la exposición y del artista. "La claridad", se dice en el decálogo de la Bauhaus, "debe perseguirse de una manera especial, pues constituye el fundamento de la comunicación escrita a través de los signos, del mismo modo que la comunicación pictórica del pasado". (ver más trabajos de Herbert Bayer) Herbert Bayer, tipografía Universal, Bauhaus, 1925.
Las consideraciones de estilo y expresión fueron subordinadas a la pureza de la geometría y las exigencias de la funcionalidad, este método condujo a Bayer a diseñar una tipografía con formas de letras tan esenciales que se entendieran como universales. El tipo Universal diseñado por Bayer en 1925, representa una reducción de las formas de letras romanas a simples formas geométricas. Este tipo de letra abarcó a la industria y a la tecnología y se adaptó a las técnicas de reproducción en masa y métodos racionalizados (ir a la fuente). |