Cultura y Tecnología
Juan Carlos Lazo
Tecnología
Entendemos por tecnología todos aquellos artefactos y procesos que el ser humano ha desarrollado para satisfacer sus necesidades y deseos. Cuando hablamos de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información (TICs), implicamos el uso de artefactos electrónicos que son utilizados sobre todo para transmitir audio y/o video a una audiencia y que se empezaron a desarrollar en el siglo XIX con el teléfono, la radio y el cine, pero que han sido optimizadas al extremo en los siglos XX y XXI con la aparición en el camino de la televisión, los computadores y, en los últimos años, los dispositivos móviles. La experiencia de conectarse con el mundo se ha ido haciendo cada vez más inmediata gracias a que Internet nos permite acceder a la información, la música, las tendencias, casi al momento en que éstas se están generando.
Es penoso hablar de tecnología y cultura local debido a que la tecnología está diseñada y producida en países mucho más industrializados que el nuestro, que además tienen mucha influencia cultural y que tienden a poseer un perfil muy fuerte en la producción de contenidos, como es el caso de los Estados Unidos y Europa. Si bien la tecnología se la fabrica mayoritariamente en el Este de Asia (China, Japón, Taiwán, etc.) la influencia de estos países sobre los nuestros no ha sido tan relevante en la pérdida de valores culturales que, en cambio, sí es notoria en nuestra relación con los países industrializados de Occidente.
Globalización, Aculturación, Alienación
A la exportación de comportamientos, tendencias, gustos, modas, gastronomía, etc, la llamamos globalización, la “cultura enlatada” que nos permite disfrutar del cine de Hollywood, de la gastronomía basura de las enormes franquicias de “fast food”, de las marcas de diseño europeo o de los textiles chinos que quebraron a miles de empresas locales alrededor del mundo cuando iniciaba el presente milenio, también incluye el Pop (la cultura de masas), el New Age y el Posmodernismo, filosofías sin profundidad que han minado el estudio serio de todas las formas de ciencia y cultura.
Esta tendencia hacia la globalización en todos los sentidos, empezando por el gusto y la moda, ha afectado enormemente el comportamiento de quienes pertenecemos a las culturas periféricas, es decir, a aquellas culturas que no están en los centros donde se genera tendencias.
Esto es evidente desde los años 70 con la aparición de los primeros canales de televisión en el Ecuador, y se ha ido intensificando con el cine, la radio y finalmente internet, lo que eran formas de transmisión de contenidos en una dirección, hablamos de la televisión, la radio, el cine, se han ido convirtiendo en formas de comunicación e interacción, las redes sociales a través de internet, la comunicación oral o escrita a través del chat y la videoconferencia, los videojuegos, etc, que han transformado la manera en que consumimos o usamos estas tecnologías.
Decimos que existe aculturación cuando se da la pérdida de la cultura propia, y alienación a la adopción de culturas ajenas renunciando a las propias, lo que por lo general produce un sentimiento de desapego y alejamiento del entorno en que se creció.
En el caso de los ecuatorianos, el comportamiento ha sido notorio, del pasillo al rock, de la pollera a la minifalda, del Chusalongo a los superhéroes de Marvel, de la macateta a los Angry Birds. Este proceso de aculturación y alienación ha sido constante y devastador para la cultura tradicional, sobre todo porque en la comparación entre lo nuestro y lo importado lo local siempre parece estar en desventaja.
El comportamiento actual de la sociedad ecuatoriana es cada vez más parecido al del mundo occidental, con lo bueno y lo malo que ello conlleva, el consumismo se ve exacerbado debido a la publicidad a través de todos los medios de comunicación, sean éstos analógicos o digitales, con lo cual los antiguos sistemas de relación interpersonal se han estado modificando con mucha rapidez, el comportamiento comunitario, notorio en las formas sociales e incluso en las formas de juego, ha cedido ante el empuje del phubbing, esa adicción a la tecnología que impide que podamos disfrutar de una reunión de amigos o familia por estar conectados a la red.
El hecho de que la cultura local, llamémosla andina, indígena, mestiza, hispana, latina, cuencana, morlaca, o como queramos llamarla, haya retrocedido al empuje de la globalización resulta preocupante frente a nuestra autoestima como grupo o nación, el hecho de que no estamos generando contenidos apropiados para estas tecnologías está complicando más aún las cosas, los contenidos en español que consumimos vienen de países como México o Argentina, que son los más fuertes de la región, o de España, que no ha dejado de exportar su cultura hacia Latinoamérica.
Glocalización
La Facultad de Diseño de la Universidad del Azuay está consciente de este deterioro y de la influencia que los contenidos y la tecnología tienen en ese ámbito, y se ha planteado generar diseñadores que estén involucrados con la cultura local, no tanto para recuperar íntegramente lo que se está perdiendo, la cultura que se estanca muere, sino más bien con la intención de generar diseño que posea un fuerte contenido local.
En este ámbito aparece el término “glocal”, que tiene relación con la producción a nivel global pero en donde lo local es muy evidente, países como Japón lo hacen desde hace mucho tiempo, la gastronomía mexicana y el tango argentino se han ganado su propio espacio y ahora se consumen en el mundo entero, el Ecuador necesita encontrar sus propias formas de glocalización.
El diseño puede ayudar de muchas maneras a que esto funcione, los estudiantes de los últimos años de la Facultad de Diseño de la UDA han tomado consciencia de eso y es por esto que un buen porcentaje de tesis de grado retoman el tema de la cultura y la identidad local pero con enfoques novedosos, utilizando en muchos proyectos las mismas nuevas tecnologías que nos han “globalizado”, las redes sociales, los video-juegos, la producción de videos, y en ámbitos que están fuera de la comunicación, la producción de productos y arquitectura optimizando métodos y materia prima local, o adaptando tecnologías extranjeras para ser producidas con buen diseño inspirado en nuestro entorno cultural.
Tenemos mucho por perder o por ganar, mientras sigamos copiando lo que viene del exterior, nuestros productos serán vistos como eso, copias. Si en cambio producimos con inspiración local, seremos capaces de brindar productos originales, contenidos originales, exóticos, diferentes, propios.
Nuevas tecnologías y culturas locales
¿Cómo podemos usar la cultura local para crear productos originales usando las nuevas tecnologías?
Si vamos a los sentidos, la cultura local tiene un sinnúmero de fuentes, auditivas, visuales, olfativas, táctiles, gustativas. La música andina y el pasillo, las ciudades y los pueblos, los parques y los mercados, la poesía y la novela, el cuy y el cacao, las fiestas religiosas y las paganas, los licores de caña y de fruta, las formas de los cultivos, la cerámica, la talla de la madera, las texturas de los textiles, el cantadito al hablar, cada 200 kilómetros se ve una etnia distinta, ya están por ahí los cañaris y de pronto aparecen las cholas, y los saraguros, los shuar y los achuar. Si volvemos en el tiempo tenemos una mina de diseño en las culturas prehispánicas, con formas tan contemporáneas que se prestan para cualquier propuesta actual, la colonia que nos dejó las vestimentas indígenas y los centros de las ciudades barrocas con sus iglesias y plazas, la época republicana con sus casas afrancesadas y nuestro modo de ser, y finalmente la rebeldía de los novelistas, poetas y músicos del siglo XX, con sus propias formas de contar historias y de cantarlas.
Así que material hay, mucho y bueno, ¿Cómo debemos verlo, analizarlo, reinterpretarlo y, sobre todo, respetarlo?.
Sería un grave error convertir nuestra cultura en una moda pasajera, vanalizar nuestro patrimonio al punto de que parezca desechable, convertir nuestros centros urbanos en parques temáticos, ver lo nuestro como folklore, como algo que está bien para los demás pero no para mi, esa es la otra tarea del diseñador, crear diseños perdurables, de calidad, con identidad, pero también útiles, estéticos y que creen experiencias de usuario positivas.
Éste es el reto y los resultados son los productos y artefactos que mostramos en las diapositivas, muchos de ellos han ganado premios en concursos de diseño, otros ya están en producción, están creados con las nuevas tecnologías y en algunos casos, han rediseñado las viejas.
Juan Carlos Lazo
Diseñador, Investigador en Comunicación Digital Interactiva y en Entornos Virtuales de Aprendizaje
Profesor de la Facultad de Diseño, Universidad del Azuay.
Entendemos por tecnología todos aquellos artefactos y procesos que el ser humano ha desarrollado para satisfacer sus necesidades y deseos. Cuando hablamos de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información (TICs), implicamos el uso de artefactos electrónicos que son utilizados sobre todo para transmitir audio y/o video a una audiencia y que se empezaron a desarrollar en el siglo XIX con el teléfono, la radio y el cine, pero que han sido optimizadas al extremo en los siglos XX y XXI con la aparición en el camino de la televisión, los computadores y, en los últimos años, los dispositivos móviles. La experiencia de conectarse con el mundo se ha ido haciendo cada vez más inmediata gracias a que Internet nos permite acceder a la información, la música, las tendencias, casi al momento en que éstas se están generando.
Es penoso hablar de tecnología y cultura local debido a que la tecnología está diseñada y producida en países mucho más industrializados que el nuestro, que además tienen mucha influencia cultural y que tienden a poseer un perfil muy fuerte en la producción de contenidos, como es el caso de los Estados Unidos y Europa. Si bien la tecnología se la fabrica mayoritariamente en el Este de Asia (China, Japón, Taiwán, etc.) la influencia de estos países sobre los nuestros no ha sido tan relevante en la pérdida de valores culturales que, en cambio, sí es notoria en nuestra relación con los países industrializados de Occidente.
Globalización, Aculturación, Alienación
A la exportación de comportamientos, tendencias, gustos, modas, gastronomía, etc, la llamamos globalización, la “cultura enlatada” que nos permite disfrutar del cine de Hollywood, de la gastronomía basura de las enormes franquicias de “fast food”, de las marcas de diseño europeo o de los textiles chinos que quebraron a miles de empresas locales alrededor del mundo cuando iniciaba el presente milenio, también incluye el Pop (la cultura de masas), el New Age y el Posmodernismo, filosofías sin profundidad que han minado el estudio serio de todas las formas de ciencia y cultura.
Esta tendencia hacia la globalización en todos los sentidos, empezando por el gusto y la moda, ha afectado enormemente el comportamiento de quienes pertenecemos a las culturas periféricas, es decir, a aquellas culturas que no están en los centros donde se genera tendencias.
Esto es evidente desde los años 70 con la aparición de los primeros canales de televisión en el Ecuador, y se ha ido intensificando con el cine, la radio y finalmente internet, lo que eran formas de transmisión de contenidos en una dirección, hablamos de la televisión, la radio, el cine, se han ido convirtiendo en formas de comunicación e interacción, las redes sociales a través de internet, la comunicación oral o escrita a través del chat y la videoconferencia, los videojuegos, etc, que han transformado la manera en que consumimos o usamos estas tecnologías.
Decimos que existe aculturación cuando se da la pérdida de la cultura propia, y alienación a la adopción de culturas ajenas renunciando a las propias, lo que por lo general produce un sentimiento de desapego y alejamiento del entorno en que se creció.
En el caso de los ecuatorianos, el comportamiento ha sido notorio, del pasillo al rock, de la pollera a la minifalda, del Chusalongo a los superhéroes de Marvel, de la macateta a los Angry Birds. Este proceso de aculturación y alienación ha sido constante y devastador para la cultura tradicional, sobre todo porque en la comparación entre lo nuestro y lo importado lo local siempre parece estar en desventaja.
El comportamiento actual de la sociedad ecuatoriana es cada vez más parecido al del mundo occidental, con lo bueno y lo malo que ello conlleva, el consumismo se ve exacerbado debido a la publicidad a través de todos los medios de comunicación, sean éstos analógicos o digitales, con lo cual los antiguos sistemas de relación interpersonal se han estado modificando con mucha rapidez, el comportamiento comunitario, notorio en las formas sociales e incluso en las formas de juego, ha cedido ante el empuje del phubbing, esa adicción a la tecnología que impide que podamos disfrutar de una reunión de amigos o familia por estar conectados a la red.
El hecho de que la cultura local, llamémosla andina, indígena, mestiza, hispana, latina, cuencana, morlaca, o como queramos llamarla, haya retrocedido al empuje de la globalización resulta preocupante frente a nuestra autoestima como grupo o nación, el hecho de que no estamos generando contenidos apropiados para estas tecnologías está complicando más aún las cosas, los contenidos en español que consumimos vienen de países como México o Argentina, que son los más fuertes de la región, o de España, que no ha dejado de exportar su cultura hacia Latinoamérica.
Glocalización
La Facultad de Diseño de la Universidad del Azuay está consciente de este deterioro y de la influencia que los contenidos y la tecnología tienen en ese ámbito, y se ha planteado generar diseñadores que estén involucrados con la cultura local, no tanto para recuperar íntegramente lo que se está perdiendo, la cultura que se estanca muere, sino más bien con la intención de generar diseño que posea un fuerte contenido local.
En este ámbito aparece el término “glocal”, que tiene relación con la producción a nivel global pero en donde lo local es muy evidente, países como Japón lo hacen desde hace mucho tiempo, la gastronomía mexicana y el tango argentino se han ganado su propio espacio y ahora se consumen en el mundo entero, el Ecuador necesita encontrar sus propias formas de glocalización.
El diseño puede ayudar de muchas maneras a que esto funcione, los estudiantes de los últimos años de la Facultad de Diseño de la UDA han tomado consciencia de eso y es por esto que un buen porcentaje de tesis de grado retoman el tema de la cultura y la identidad local pero con enfoques novedosos, utilizando en muchos proyectos las mismas nuevas tecnologías que nos han “globalizado”, las redes sociales, los video-juegos, la producción de videos, y en ámbitos que están fuera de la comunicación, la producción de productos y arquitectura optimizando métodos y materia prima local, o adaptando tecnologías extranjeras para ser producidas con buen diseño inspirado en nuestro entorno cultural.
Tenemos mucho por perder o por ganar, mientras sigamos copiando lo que viene del exterior, nuestros productos serán vistos como eso, copias. Si en cambio producimos con inspiración local, seremos capaces de brindar productos originales, contenidos originales, exóticos, diferentes, propios.
Nuevas tecnologías y culturas locales
¿Cómo podemos usar la cultura local para crear productos originales usando las nuevas tecnologías?
Si vamos a los sentidos, la cultura local tiene un sinnúmero de fuentes, auditivas, visuales, olfativas, táctiles, gustativas. La música andina y el pasillo, las ciudades y los pueblos, los parques y los mercados, la poesía y la novela, el cuy y el cacao, las fiestas religiosas y las paganas, los licores de caña y de fruta, las formas de los cultivos, la cerámica, la talla de la madera, las texturas de los textiles, el cantadito al hablar, cada 200 kilómetros se ve una etnia distinta, ya están por ahí los cañaris y de pronto aparecen las cholas, y los saraguros, los shuar y los achuar. Si volvemos en el tiempo tenemos una mina de diseño en las culturas prehispánicas, con formas tan contemporáneas que se prestan para cualquier propuesta actual, la colonia que nos dejó las vestimentas indígenas y los centros de las ciudades barrocas con sus iglesias y plazas, la época republicana con sus casas afrancesadas y nuestro modo de ser, y finalmente la rebeldía de los novelistas, poetas y músicos del siglo XX, con sus propias formas de contar historias y de cantarlas.
Así que material hay, mucho y bueno, ¿Cómo debemos verlo, analizarlo, reinterpretarlo y, sobre todo, respetarlo?.
Sería un grave error convertir nuestra cultura en una moda pasajera, vanalizar nuestro patrimonio al punto de que parezca desechable, convertir nuestros centros urbanos en parques temáticos, ver lo nuestro como folklore, como algo que está bien para los demás pero no para mi, esa es la otra tarea del diseñador, crear diseños perdurables, de calidad, con identidad, pero también útiles, estéticos y que creen experiencias de usuario positivas.
Éste es el reto y los resultados son los productos y artefactos que mostramos en las diapositivas, muchos de ellos han ganado premios en concursos de diseño, otros ya están en producción, están creados con las nuevas tecnologías y en algunos casos, han rediseñado las viejas.
Juan Carlos Lazo
Diseñador, Investigador en Comunicación Digital Interactiva y en Entornos Virtuales de Aprendizaje
Profesor de la Facultad de Diseño, Universidad del Azuay.